Ahorra energía y conserva mejor los alimentos manteniendo la temperatura ideal en tu nevera y en tu congelador
Una nevera puede parecer un electrodoméstico bastante simple. Enchufarlo, regular la temperatura de la nevera y el congelador, llenarlo con comida y bebida y dejar que trabaje. Pero las cosas no siempre son tan sencillas. Configurar la temperatura óptima en el frigorífico y en el congelador garantiza su correcto funcionamiento, te ayuda a ahorrar energía y a que la comida permanezca fresca el mayor tiempo posible.
Hace años, las neveras y los congeladores tenían unas ruletas con 5 niveles de potencia, donde el 1 era la mínima y 5 la máxima. Cuando hacía más calor o cuando los frigoríficos estaban llenos, los fabricantes recomendaban ponerlo en un nivel 4 o 5. En las épocas más frías o cuando no había mucha comida en su interior, lo ideal era dejarlo en la posición 2.
En la actualidad, en la mayor parte de los frigoríficos y congeladores, sobre todo en los tipo “americanos”, es muy normal tener una pantalla donde poder seleccionar cómodamente la temperatura a la que tiene que estar tanto la nevera como el congelador. Así, en la parte del refrigerador, lo recomendable es tener configurada la temperatura entre 3º y 5º y en cuanto al congelador, este siempre debe estar a unos -18º. Mantener estas temperaturas nos garantiza:
- que los alimentos se conserven en condiciones óptimas para su consumo.
- que las carnes y los pescados no pierdan sus propiedades (cuando están en el congelador).
- que la factura de la luz no suba, ya que a menos temperatura más consumo y, por tanto, menos ahorro energético y más sufrimiento para tu bolsillo.
Tanto si tu frigorífico es antiguo o moderno, lo mejor es comprobar periódicamente su temperatura para asegurarte de que tanto la nevera como el congelador están enfriando como deberían y de que no haya nada que falle. Y si crees que el termoestato de tu frigorífico no funciona como debería, puedes encontrar aquí el repuesto que necesitas.
Cómo verificar la temperatura de tu nevera y congelador
El termómetro que utilizas para controlar la temperatura importa, y mucho. Para una nevera debes usar un termómetro tipo bombilla o uno de carne de lectura instantánea. Para realizar la medición de forma correcta, coloca un vaso de agua en la nevera (no en la puerta, sino en cualquiera de las baldas) y déjalo reposar durante un día antes de consultar los valores.
Es buena idea, en este sentido, repetir el proceso en diferentes lugares a lo largo y ancho de tu nevera, porque la temperatura interna no siempre es constante ni uniforme.
Para el congelador, coloca el termómetro entre dos piezas de alimentos ya congelados en el centro del cajón central de tu congelador, cierra la puerta y espera al menos 12 horas para permitir que el termómetro obtenga una lectura fiable.
Por último, no olvides que después de realizar un ajuste a la temperatura de la nevera o el congelador, debes esperar al menos 24 horas para que la nueva configuración se estabilice antes de medir de nuevo la temperatura.
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